
Pretender que los malandros desaparezcan del mapa es poco menos que imposible. Mientras en Estados Unidos exista el mercado consumidor de drogas más importante del mundo, Y mientras Tijuana comparta con San Diego la frontera más transitada y más intensa del planeta, y mientras el comercio de drogas siga generando ganancias multimillonarias, seguirán existiendo los carteles de las drogas que operan cada día con mayor sofistificación y con presupuestos que bastan y sobran para sobornar y corromper a autoridades de todos los niveles tanto de México como de Estados Unidos. Ellos saben mejor que nadie a quien corromper y lo hacen muy eficientemente.
Y seguirá existiendo todo el submundo de crimen y delitos que acompañan al narcotráfico.
El verdadero problema para Tijuana es que muchas veces, a quienes trabajan para los carteles les pagan en especie, con drogas, y es al quererlas colocar en el mercado que se han creado los carteles más pequeños y las legiones de narcomenudistas que buscan adueñarse de colonias y territorios y, cuando tienen diferencias, son quienes cazan policías y se ejecutan entre ellos provocando las olas de violencia que ha vivido la ciudad. Hasta las personas que ha “desaparecido” o han sido “levantadas” (esas por las que sus familiares organizan protestas periódicamente) tenían algo que ver con esas legiones y no desaparecieron nomas porque si. Es raro que alguien que no tenga nada que ver con los narcos sea víctima de una ejecución o de una desaparición.
Pero insistimos: mientras exista el mercado de drogas existirán esas legiones y todo el escándalo que arman. Lo que no hay que olvidar es que esas legiones, a pesar del ruido que hacen, son minoría, Y nos toca a los que somos mayoría, a los buenos, mantener otro estado de ánimo y en la medida de lo posible evitar que sean ellos quienes se apropien de la vida y los espacios públicos en la ciudad.
Ya lo decía Facundo Cabral: el bien es mayoría, pero es silencioso, y por cada balazo que destruye hay millones de caricias, de abrazos y de muestras de afecto que construyen. Y es mas fácil contagiar lo bueno que lo malo; la gente quiere estar bien, y tener una ciudad con calles, Avenidas, plazas, centros nocturnos, parques etc., donde poder pasear, y no una capital de miedo.
Ojala y podamos hacer del pensar que los buenos somos mayoría, una moda, y que cada día se vaya volviendo mas parte de la vida en esta frontera.
Por lo pronto muchas gracias a Jackie Nava, y felicidades por su triunfo.
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