miércoles, 21 de octubre de 2009

Jackie Nava nuestra queridísima boxeadora de Tijuana, gano y gano en su pelea del sábado pasado contra Lina Ramírez. Y a mi me sorprendió que unos días antes, en la conferencia de prensa para anunciar la pelea, en algún momento la propia Jackie dijera que en Tijuana “Los buenos somos mayoría”. Esta frase que empezó a difundirse por TV Azteca Baja California a principios de este año se ha ido contagiando de voz en voz y la hemos escuchado de empresarios, estudiantes, del mismísimo alcalde Jorge Ramos y ahora de una autentica ídolo popular como Jackie.

Pretender que los malandros desaparezcan del mapa es poco menos que imposible. Mientras en Estados Unidos exista el mercado consumidor de drogas más importante del mundo, Y mientras Tijuana comparta con San Diego la frontera más transitada y más intensa del planeta, y mientras el comercio de drogas siga generando ganancias multimillonarias, seguirán existiendo los carteles de las drogas que operan cada día con mayor sofistificación y con presupuestos que bastan y sobran para sobornar y corromper a autoridades de todos los niveles tanto de México como de Estados Unidos. Ellos saben mejor que nadie a quien corromper y lo hacen muy eficientemente.

Y seguirá existiendo todo el submundo de crimen y delitos que acompañan al narcotráfico.

El verdadero problema para Tijuana es que muchas veces, a quienes trabajan para los carteles les pagan en especie, con drogas, y es al quererlas colocar en el mercado que se han creado los carteles más pequeños y las legiones de narcomenudistas que buscan adueñarse de colonias y territorios y, cuando tienen diferencias, son quienes cazan policías y se ejecutan entre ellos provocando las olas de violencia que ha vivido la ciudad. Hasta las personas que ha “desaparecido” o han sido “levantadas” (esas por las que sus familiares organizan protestas periódicamente) tenían algo que ver con esas legiones y no desaparecieron nomas porque si. Es raro que alguien que no tenga nada que ver con los narcos sea víctima de una ejecución o de una desaparición.

Pero insistimos: mientras exista el mercado de drogas existirán esas legiones y todo el escándalo que arman. Lo que no hay que olvidar es que esas legiones, a pesar del ruido que hacen, son minoría, Y nos toca a los que somos mayoría, a los buenos, mantener otro estado de ánimo y en la medida de lo posible evitar que sean ellos quienes se apropien de la vida y los espacios públicos en la ciudad.
Ya lo decía Facundo Cabral: el bien es mayoría, pero es silencioso, y por cada balazo que destruye hay millones de caricias, de abrazos y de muestras de afecto que construyen. Y es mas fácil contagiar lo bueno que lo malo; la gente quiere estar bien, y tener una ciudad con calles, Avenidas, plazas, centros nocturnos, parques etc., donde poder pasear, y no una capital de miedo.

Ojala y podamos hacer del pensar que los buenos somos mayoría, una moda, y que cada día se vaya volviendo mas parte de la vida en esta frontera.

Por lo pronto muchas gracias a Jackie Nava, y felicidades por su triunfo.

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