martes, 8 de diciembre de 2009

Tijuana, Diciembre de 2009.- ¡Cosas que pasan en esta tierra!

Me queda claro que Tijuana y sus alrededores son una zona en ocasiones demasiado ocupada para reparar en cosas sorprendentes que ocurren aquí, y mucho menos para darse tiempo y contarlas públicamente y presumirlas como lo haría cualquier otra ciudad mexicana.

Si; aquí la cultura es de trabajo, como en ninguna otra parte del país, y por ello al que llega aquí a trabajar, de cualquier nivel, le va bien.

Y la siguiente historia, que me platico un amigo en un restaurante de Tijuana, me parece sorprendente, desde luego me corroe la envidia, y me llama la atención que pase casi desapercibida, a pesar de que ese restaurante es mi preferido en Tijuana y me precio de ser amigo de su dueño y chef, Miguel Ángel.

Seguramente si usted vive en Tijuana sabrá a que lugar me refiero; Miguel Ángel es un joven chef, que entre sus virtudes tiene la de ser cazador, agricultor de productos orgánicos, y además de ha desarrollado lo que se conoce como Comida Baja Med, que es algo excepcional. Además, quienes le ayudan a atender y servir las mesas, suelen hacer muy buenas recomendaciones de vinos bajacalifornianos, por lo que puesto en lenguaje común: ir a ese lugar no tiene pierde.

Pero vamos a la historia que les quiero platicar: hace algunos años (según mis cuentas cinco o seis) este restaurante estaba ubicado lejos de Tijuana, en la carretera libre que comunica Playas de Rosarito con esta ciudad, y Miguel Ángel atendía unas cuentas mesas porque su interés estaba mas en vender sus productos orgánicos que en ser restaurantero.

Me cuentan que en ese tiempo durante algunos días estuvieron acudiendo como clientes a ese pequeño restaurante un grupo de ejecutivos extranjeros, presumiblemente ingleses o irlandeses, que se sintieron de lo más a gusto con la comida, el vino y las atenciones de su gente.

Como el restaurante cerraba temprano, sobre todo en días como estos de invierno en que oscurece a las 5 de la tarde, hace frío y a veces llueve, uno de esos ejecutivos extranjeros le pidió a Miguel Ángel la concesión de un día cerrar tarde, para llevar al lugar a un grupo de músicos que estaban ensayando en las instalaciones de los estudios de cine en Popotla, Rosarito, célebres porque ahí se filmo buena parte de la película Titanic.

Miguel Ángel no tuvo empacho alguno, y espero para atender a los músicos y a sus ayudantes… Es mas, uno de los ejecutivos llamo por teléfono ya cuando estaba oscureciendo.

-¡Claro Hombre…! -le contesto Miguel Ángel- ¡Aquí te espero…!

Y obviamente se preguntaba a quien o quienes eran aquellos músicos.

Finalmente llegaron; un grupo de unos veinte, tranquilos, cordiales, y con ganas de pasarla bien y probar un lugar “muy típico de Baja California…”, como se los habían recomendado.

Miguel Ángel, que había estado siempre más ocupado con sus cacerías, sus huertos y su cocina, no supo quienes eran, los saludo como a cualquier cliente, y los atendió igual que lo aria con cualquiera que llegar a su lugar…

Poco a poco se fue corriendo la voz: aquel grupo era una banda irlandesa, muy, pero muy famosa sobre todo por la locura que generaban sus conciertos en vivo, y estaban en Rosarito ensayando su próxima gira, que iniciaría en el sur de California, en unas semanas…

¡Si señor…! ¡Era U2 y el célebre Bono! Quienes de lo más quitados de la pena comieron y bebieron en buena lid, platicaron y bromearon con Miguel Ángel, su cocinero y sus meseros, y después se fueron de lo más a gusto…

Lo mas increíble es que pasaron varios días antes de que Miguel Ángel, que compartió la comida y el vino con ellos, supiera de la importancia de aquellos personajes, y que Bono (que en una fotografía que cuelga hoy del restaurante de Miguel Ángel en Tijuana aparece sin lentes) se codea con Papas, presidentes y reyes, y que generalmente hay golpes para tratar de tocarlo cuando llega a algún país para ofrecer un concierto.

Así es, Miguel Ángel podría presumir que es amigo de Bono y U2, pero lo suyo, lo suyo es disfrutar cazando, cultivando y cocinando.

Eso en Tijuana.

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