miércoles, 26 de agosto de 2009


Si alguien le regala a usted un tenedor… ¿Sabe qué significa?
Un buen amigo de Tijuana me reveló el secreto.

Tijuana es una ciudad de mucha gente buena, y entre la gente buena hay gente muy buena. Yo creo que ésta es una de las ciudades del país donde se encuentran más personas que ayudan a quienes tienen menos.
Y no necesita ser ricos ni adinerados; es común ver que en las colonias más populares gente de la propia colonia abre comedores o casas hogar para indigentes, para migrantes perdidos y sobre todo para niños desamparados que en la mayoría de los casos no tienen qué comer.

¿Cómo le hacen para sostener esas casas hogar y comedores? Es un misterio. Hacen milagro con sus recursos y al final del día consiguen ayuda de sus vecinos o de personas con más dinero y dan comida y cobijo a quienes lo necesitan.
Y volviendo al tenedor, le voy a contar la historia de una mujer, historia que me platicó este buen amigo.

Esta mujer era una de tantas amas de casas, con hijos ya grandes, que tenía una situación económica si no holgada sí acomodada. Su pasión era cocinar pasteles. Y abrió un comedor para indigentes en que les servía comidas completas todos los días. Cuando los comensales habían terminado, y se preparaban para abandonar el comedor, ella personalmente entregaba en mano a cada uno de ellos un tenedor y les decía:
-Lo mejor está por venir…
Poco después, aparecía triunfante con un pastel recién horneado y decorado como para una fiesta. Sobra decir la cara de alegría de la mujer al ver los rostros de sus comensales disfrutando de los pasteles.

Se volvió famosa porque los pasteles cada día eran de colores y sabores diferentes, y siempre alcanzaban para todos los comensales. Los pasteles siempre estuvieron acompañados del tenedor en mano y la frase:
-Lo mejor está por venir…
Desafortunadamente, y sin ser fumadora, a esta mujer le detectaron cáncer en un pulmón y en menos de seis meses su vida se fue apagando hasta que murió. Ella había pedido que no le hicieran tratamientos de quimioterapia o radioterapia, y simplemente solicitó a los médicos que le recetan únicamente medicamentos para controlar el dolor.

Poco antes de morir, cuando aún estaba lúcida y relativamente fuerte, pidió a una de sus hijas que al enterrarla le colocaran en la mano derecha un tenedor, y se aseguraran que su mano ya sin vida lo sujetaría. Cuando la hija le preguntó el porqué, ella simplemente le dijo:
-Porque lo mejor está por venir…
Y así fue. A la mujer la enterraron con el tenedor en la mano.
Por lo que si algún día le quiere usted hacer a alguien un regalo muy especial, obsequie un tenedor y comparta esta historia.

Colofón: poco a poco empieza a reaparecer la violencia en Tijuana. La semana pasada frente al aeropuerto balearon a varios policías federales. No podemos permitirlo; esta ciudad ya se había pacificado. Ni el alcalde, ni el gobernador, ni nosotros podemos bajar la guardia. A ellos les toca redoblar esfuerzos y a nosotros levantar la voz para que los malandros no retomen los espacios que ya habían perdido. Estamos a tiempo.




pablomexicano@live.com.mx

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